Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario.
Cuando estábamos en la secundaria, aprendimos que la palabra “sophomore” (estudiante de décimo grado) proviene del griego y significa “tontos sabios”. La idea era que el estudiante de décimo grado cree que ya lo sabe todo, pero aún tiene mucho que aprender. Las dos primeras lecturas describen la sabiduría en contraste a la necedad. En el libro de Proverbios, la Sabiduría es una mujer que nos invita a su banquete y nos dice que “dejemos la necedad”. San Pablo nos invita a abandonar la ignorancia y conocer la voluntad del Señor, llenándonos de su Espíritu. Jesús dice que él mismo es el camino para comprender la voluntad de Dios; se entrega a sí mismo como alimento y bebida para la vida eterna. Entonces, ¿cómo aceptaremos estas invitaciones a participar de la Sabiduría de Dios?
Una forma es leer las Escrituras todos los días, aunque sólo sea durante 20 a 30 minutos. Tómate el tiempo para pensar y orar sobre lo que lees. No seas el único que hable; deja que Dios tenga la oportunidad de ser escuchado también. Lee pasajes breves y las notas en la parte de abajo de la página que pueden explicar algunas de las referencias oscuras. Los evangelios son un “alimento” especialmente bueno debido a todos los ejemplos que Jesús dio en sus sermones y parábolas.
Escucha las lecturas y la homilía en la Misa. El sacerdote puede tener algunas ideas que te hagan pensar. Reciben la comunión frecuentemente para ser alimentados con el Pan vivo. La Iglesia siempre ha enseñado que nos alimentamos tanto con la palabra como con la Eucaristía.
Un deportista gana fuerza comiendo bien, pero también tiene que hacer ejercicio para tonificar y fortalecer sus músculos. Si queremos crecer en la sabiduría de Dios, tenemos que ejercitarnos en la fe. Si tienes un amigo o familiar que es un buen ejemplo de fe, habla con esa persona sobre cómo experimentas a Dios o tu falta de experiencias. Quizás te ayude a ver a Dios de maneras que nunca se te habían ocurrido. Podrías ofrecerte a patrocinar a alguien en el programa RICA y ayudar a que crezca la fe de otra persona. Tu parroquia o diócesis también puede tener recursos o charlas en línea.
Dios nunca se impone a nadie. Para crecer en su Sabiduría, tenemos que aceptarla. Pídele comida verdadera y no te decepcionará. Pero ten paciencia, Dios sólo da lo que estamos preparados a recibir.
Tom Schmidt,