Solemnity of Mary, the Holy Mother of God: This feast has had several names through history. Most recently, it was called the Feast of the Circumcision and then the Feast of the Holy Name of Jesus. The Church finally settled on a more ancient title, Mary, the Holy Mother of God. It also has a secondary title of the Octave of Christmas, the secular title of New Years Day, and an honorary title of World Day of Prayer for Peace. Strangely, the title that is most confusing to non-Catholics is the official one.
Solemnidad de María, la Santa Madre de Dios: Esta fiesta ha tenido varios nombres a lo largo de la historia. Más recientemente, se llamaba la Fiesta de la Circuncisión y luego la Fiesta del Santo Nombre de Jesús. La Iglesia finalmente se decidió por un título más antiguo: María Santísima, Madre de Dios. También tiene un título secundario de la Octava de Navidad, el título secular del Año Nuevo y un título honorífico de la Jornada Mundial de Oración por la Paz. Curiosamente, el título que más confunde a los no católicos es el oficial.
The Nativity of the Lord: Christmas can be disappointing. We remember the Christmases from our childhood, all the joy, the excitement, and the fun we had. When we grow up, we have to shop for gifts, write and mail the cards, put up the decorations, and do all the preparations that seem to stress us out. We may be sad that the day did not meet our expectations. Now that most of that is done, (unless you are reading this on a break from cleaning house before the grandkids arrive) we can reflect on how the first Christmas upset all expectations.
Fourth Sunday of Advent: Have you ever been told to “think before you speak”? Nathan seems to have spoken too soon when he told David to do whatever he wanted about building a house for the Lord. He was being respectful to his king, and it sounded like a good idea. But later that night the Lord gave him a message for David: the Lord did not need anyone to build him a house; God would make David’s house (in the sense of family or descendants) last forever.
La Natividad del Señor: La Navidad puede ser decepcionante. Nos acordamos de las Navidades de nuestra infancia, toda la alegría, la emoción y la diversión. Pero cuando ya seamos adultos, tenemos que comprar regalos, escribir y enviar las tarjetas, colocar las decoraciones y hacer todos los preparativos que parecen estresarnos. Quizás estemos tristes porque el día no cumplió con nuestras expectativas. Ahora que la mayor parte de esas cosas ya están hechas (a menos de que estés leyendo esto durante un descanso de la limpieza de la casa antes de que lleguen los nietos), podemos reflexionar sobre cómo la primera Navidad derrotó a todas las expectativas.
Cuarto Domingo de Adviento: ¿Alguna vez te han dicho que debes “pensar antes de hablar”? Parece que Natán había hablado muy pronto cuando le dijo a David que hiciera lo que quisiera para construir una casa para el Señor. Estaba portándose respetuosamente con su rey y parecía una buena idea. Pero más tarde esa misma noche el Señor le concedió un mensaje para David: el Señor no necesitaba que nadie le construyera una casa; Dios haría que la casa de David (en el sentido de familia o descendientes) durara para siempre.
Third Sunday of Advent: Saint Paul seems to be throwing out a handful of sayings that may sound overly optimistic, but are actually very practical. “Rejoice always? Who can do that?” It sounds absurd, but the next two lines give it context: If we pray constantly and thank God for all that happens to us, we have reason to rejoice. Whatever happens is the will of God for us. Even the bad things, things we don’t like, can be allowed by God, so that God can bring good out of them. God allows sin because it leads to forgiveness, an experience of God’s love for us. And God allows even death, because God can bring us to eternal life.
Tercer Domingo de Adviento: San Pablo parece estar lanzando unos cuantos dichos que pueden parecer demasiado optimistas, pero en realidad son muy prácticos. “¿Vivir siempre alegres? ¿Quién puede hacer eso?” Suena absurdo, pero las siguientes dos líneas le dan contexto: si rezamos constantemente y damos gracias a Dios por todo lo que nos sucede, tenemos motivo para alegrarnos. Cualquier cosa que sucede es la voluntad de Dios para nosotros. Incluso las cosas malas, las cosas que no nos gustan, pueden ser permitidas por Dios, para que Dios pueda sacar algo bueno de ellas. Dios permite el pecado porque nos conduce al perdón, una experiencia del amor de Dios por nosotros. Y Dios permite incluso la muerte, porque Dios puede llevarnos a la vida eterna.
Second Sunday of Advent: Saint Peter shows us a characteristic of God that we normally do not think about. He tells us that for God, “a day is like a thousand years and a thousand years like one day” (2 Peter 3:8). Somehow, God is not restricted by time as we are. Taken literally, that seems to violate the laws of physics. Of course, God made those laws, so if anyone can ignore them, God certainly could. More likely, because early Christians sometimes complained that Jesus’ second coming had been delayed, Peter is trying to tell us that what seems like a long time to us is nothing to God.
Segundo Domingo de Adviento: San Pedro nos demuestra una característica de Dios que normalmente no consideramos. Nos dice que para Dios “un día es como mil años y mil años, como un día” (2 Pedro 3,8). De alguna forma, Dios no está restringido por el tiempo como lo somos nosotros. Tomado literalmente, esto parece violar las leyes de la física. Por supuesto, Dios creó esas leyes, así que si alguien puede ignorarlas, Dios ciertamente puede hacerlo. Pero es más probable que, debido a que los primeros cristianos a veces se quejaban de que la segunda venida de Jesús se estaba demorando, Pedro está intentando decirnos que lo que a nosotros nos parece mucho tiempo no es nada para Dios.